El Escorial en femenino

Noticia publicada en hoyesarte.com

AGENART, la agencia artística de las mujeres de la Casa de Austria, 1532-1700, ha gestado El Escorial en femenino, un documental de 18 minutos de duración que explica el papel de poder y de mecenazgo que las mujeres de la Casa de Austria desempeñaron en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y que durante muchos siglos ha sido invisibilizado.

El filme, financiado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), se basa en un guion de Almudena Pérez de Tudela, conservadora en el Real Monasterio, y de María Cruz de Carlos Varona, profesora en el Departamento de Historia y Teoría del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid.

La película comienza con una reflexión en torno al escaso reconocimiento de las mujeres durante siglos: «Si pensamos en las grandes creaciones de nuestra cultura rara vez se nos viene a la mente la imagen de una mujer, como si ellas no hubieran tenido nada que ver con el arte, la ciencia y el pensamiento que nos dejaron nuestros antepasados». En otros casos, prosigue el filme, es «nuestra propia mirada la que ha invisibilizado a las mujeres». Así se refleja en los grupos orantes situados en el presbiterio de la Basílica del Monasterio. «De los diez personajes representados en ellos, siete son mujeres. Siempre se ha interpretado El Escorial como un edificio eminentemente masculino, pero esto nunca fue así», afirma Pérez de Tudela.

Las mujeres también tuvieron un papel protagonista en la protección del Real Monasterio tras el gravísimo incendio acaecido en 1671. «Fue de tal magnitud que se inició un complejo y costoso proceso de restauración que a punto estuvo de alterar la fisonomía del edificio, pero esto se evitó gracias a figuras como la de Mariana de Austria», explica De Carlos Varona.

Además, ellas desarrollaron una labor clave de mecenazgo artístico. Es el caso de Juana de Austria y de Isabel Clara Eugenia. Sobre esta última, que en Flandes desarrollaría un amplísimo programa de mecenazgo, Pérez de Tudela destaca que tenía su propio y firme criterio y que aconsejaba a su padre, el rey Felipe II, qué obras comprar y cómo decorar las estancias del Real Monasterio.